Si no estamos acostumbrados a realizar ninguna actividad física nos va a costar la misma vida empezar, mas podemos aprovechar ciertos consejos, que añadidos a un tanto de inclinación por nuestra parte, van a ser un acierto para conseguir nuestro propósito. Podríamos comenzar practicando ejercicios cortos y de forma posterior ir ampliando gradualmente ese tiempo en cinco o diez minutos cada día hasta ajustarnos a un periodo de tiempo más regular. Esta opción es más exitosa que la de lanzarnos a la piscina, lo que nos va a dejar fuera de combate desde el primer momento, ocasionando una decepción total, lo que originará que pensemos en abandonar el deporte por completo. Estar activos es más simple de lo que podemos creer. Tan solo es necesario modificar ciertos matices o costumbres de nuestras prácticas y labores diarias. Por ejemplo, el simple hecho de utilizar las escaleras en vez de subir en ascensor, o hacerlo alternadamente si vivimos en un bloque de pisos, no llevar el vehículo

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